Que la relación llegó a su fin en buenos términos y en un marco de profundo cariño parece haber sido, más bien, una pose para la prensa. Shakira y Antonio de la Rúa pasaron rápidamente de las declaraciones formales a una batalla aguerrida en la que están en juego los millonarios bienes que adquirieron mientras estaban en pareja.
Los terrenos cuya propiedad comparten son muchos. Durante los 11 años que estuvieron juntos, adquirieron casas en Las Bahamas y en la isla italiana de Capri; edificios en Colombia, República Dominicana y Estados Unidos; una mansión en Miami, un penthouse en Nueva York y una casa en Barcelona.
Eso no es todo. El hijo del ex presidente Fernando de la Rúa asegura ahora que tuvo mucho que ver en el crecimiento profesional de la cantante en la última década, durante la cual él se desempeñó como su representante. Por eso, exige que se le otorgue un porcentaje de los contratos que la colombiana firmó en ese lapso.
Shakira, en tanto, se aferra a su patrimonio. Más allá de los rumores que le vaticinan nuevos romances -el que suena más fuerte la vincula con el jugador español Gerard Piqué-, la cantante deberá enfrentar nuevos dolores de cabeza. Lejos quedaron las declaraciones sobre el amor que se prodigaban con el argentino y el deseo conjunto de tener un hijo. A partir de ahora, sólo se reunirán para discutir el mejor camino hacia la separación definitiva... (Especial)
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