miércoles, 12 de enero de 2011

Madrid suspira por Shakira


Todo por desestabilizar al Barça. En pocas horas, nada, en un día o dos, los medios capitalinos han creído encontrar tres auténticas minas para encontrar las cosquillas al rival y, sobre todo, sembrar la duda en un vestuario que parece de granito, de marmol, de criptonita.

Por un lado, la concesión del Balón de Oro a Leo Messi debería, se supone, y ansían en Madrid, que haya dejados muy tocados, desencantados, a Xavi Hernández y Andrés Iniesta. No se dan cuenta de que ellos son los primeros (lo fueron antes de que estuvieran en la cúspide del podio mundial) en reconocer, publica y privadamente (es decir, en el seno del propio vestuario) que la pulga es el mejor jugador del mundo. Por más sorpresa que mostrase Messi y más locuciones de algún enviado especial de Punto Pelota desde Zurich narrando que "la expedición azulgrana es un auténtico funeral", pincharon en hueso.
Pep Guardiola controló la situación con su inteligencia habitual. Luego supieron, por boca de un abuelo de la estrella argentina, que se había separado de Antonella después de un largo noviazgo. Y han vuelto a creer, a pensar, que por ahí se podía abrir otra grieta. Pero me temo, por la calma y la parsimonia con la que el bicampeón del Balón de Oro ha tomado la decisión y lo arropado que está en casa y en el Barça, que por esa vía tampoco se van a escapar los goles, el buen fútbol y las ganas de seguir triunfando en el Barça.
Encontrar el arma anti-Barça
Eso sí, donde ya han creído encontrar el arma mortal para que el Barça empiece a perder, a encajar goles a borbotones y a desestabilizarse es frente a la posibilidad (mi compañero Ferran Imedio ha escrito que cierta, y yo me lo creo) de que Piqué, que, por cierto, acaba de estrenar un precioso Aston Martin deportivo, idéntico al de Rafa Nadal y al nuevo James Bond, se acerque a la espectacular, carismática y simpatiquísima Shakira. La corte mediática de Madrid se divide en estos momentos (o, tal vez, estén todos en el mismo lado) entre quienes elogían y felicitan al central Piqué por la conquista y quienes se frotan las manos porque ese idilio haga que el muchacho deje de estar por la feina.
Se saben tan inferiores, temen tanto la fuerza de este Barça, que no paran de buscar motivos, por graciosos, casuales o rosas que sean, para intentar torpedear el buen ambiente que reina en el vestuario azulgrana.

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